lunes, 1 de diciembre de 2008

Geografía de República Dominicana

Características Físicas
La República Dominicana ocupa unas 2 terceras partes de la isla de La Española (Hispaniola), Antillas Mayores, con una extensión de unos 48,442 km² de los 77,914 km² que tiene la isla. Los otros 29,472 km² en la parte Oeste corresponden a la República de Haití. Por su extensión, la isla de La Española es la segunda en tamaño de las Antillas Mayores, luego de Cuba que tiene 114,500 km².
Ubicada en el Mar Caribe, con coordenadas geográficas 17° 36' - 19° 58' N y 68° 19' - 72° 01' O, la isla tiene en su eje mayor una longitud de unos 660 km desde Cap des Irois, en Haití, hasta Cabo Engaño, en la costa oriental, y unos 268 km a lo largo de su eje menor, desde Cabo Isabela en la costa Norte hasta Cabo Beata en la costa Sur. Circundan sus costas 4 islas menores: Isla de la Gonaïve, Isla Tortuga, Isla Saona e Isla Beata, siendo las dos últimas de jurisdicción dominicana, así como una serie de cayos e islotes en la proximidad de las costas. El litoral de la República Dominicana alcanza los 1,500 km de longitud.

Tectónica y Regiones Geomorfológicas
La isla La Española ha sido considerada como parte de un sistema maduro de arco de islas. La posición actual se encuentra a lo largo del límite Norte entre la Placa del Caribe, que se viene desplazando hacia el Este, y la Placa de Norte América, que se mueve hacia el Oeste. Este límite es activo y su historia geológica, bastante compleja, muestra episodios de vulcanismo, plutonismo, metamorfismo y levantamiento tectónico, típico del arco antillano, caracterizado por presentar una fuerte sismicidad, un fallamiento activo y anomalías de gravedad isostáticas, por un aparente subcorrimiento litosférico y por un vulcanismo del Cuaternario.
En su conformación actual, y directamente relacionado con lo anteriormente expuesto, presenta una accidentada topografía intercalándose los pilares ("Horst") con las fosas tectónicas. La Cordillera Central, de abrupto relieve, es la cadena montañosa más elevada de todo el arco antillano, alcanzando alturas de más de 3,000 metros sobre el nivel del mar. La isla ha sido subdividida en 10 regiones subtectónicas o geomorfológicas:
Montañas El país cuenta con cinco sistemas montañosos:
1. La Cordillera Septentrional, que separa el Valle del Cibao de la Llanura Costera del Atlántico. Su montaña más alta es Diego de Ocampo, próximo a Santiago. 2. La Cordillera Central, que nace en Haití y atraviesa la parte central de la isla hasta morir en el Sur. Es el principal sistema montañoso de la isla y de las Antillas. Aquí se encuentra el Pico Duarte que, con sus 3,175 m, es el de mayor altura de las Antillas. 3. La Cordillera Oriental, la más corta y de menor altura, localizada en la región oriental del país.
4. La Sierra de Bahoruco, ubicada en la región Sureste del país.
5. La Sierra de Neyba se encuentra en la región Suroeste del país.

Hidrografía
La conformación geomorfológica determina la red hidrográfica actual de la República Dominicana. Las cuatro cordilleras principales, que discurren en dirección Oeste - Este drenan sus aguas en los valles interiores y costeros, habiéndose establecido 14 regiones hidrográficas. Los ríos principales nacen en la Cordillera Central. Son los ríos Yaque del Norte, Yuna y Yaque del Sur, los cuales originan sendas cuencas hidrográficas de importancia capital en la captación de los recursos hídricos y en el aprovechamiento hidroeléctrico.
En total estos 3 sistemas fluviales riegan un 35% de la superficie del país; el resto está cubierto por otros sistemas fluviales menores. Existe un volumen considerable de aguas subterráneas, en las regiones de sustrato calizo, donde se dan ampliamente toda la gama de fenómenos kársticos.

Clima
La República Dominicana se encuentra en la región tropical ciclónica, habiendo sido relativamente frecuente el tránsito de estos fenómenos por territorio dominicano. Su condición de insularidad conlleva una marcada influencia marina en su régimen climático. Los vientos alisios del Noreste soplan durante más de la mitad del año originando abundante precipitación orográfica, mientras que simultáneamente las cadenas montañosas actúan como barrera frenando el avance de los frentes nubosos hacia las zonas bajas, todo lo cual se traduce en una heterogeneidad y variabilidad en los patrones climáticos locales, que abarcan desde los tipos áridos hasta los pluviosos. La cantidad de lluvia varía, desde menos de 400 mm al año, en el Valle de Neyba, hasta cerca de los 3,000 mm en la Península de Samaná. La temporada de lluvias se produce entre mayo y agosto.
La temperatura media, con escasa variación estacional, varía con la altitud y está influenciada por la humedad atmosférica y los vientos locales, así como por el sistema hidrográfico. La temperatura promedio a lo largo del año es de 29 grados centígrados (84 °F). En la zona montañosa, principalmente en invierno, se registran temperaturas bajas, en ocasiones por debajo de 0 °C (32 °F). El mes más caluroso del año es agosto y enero el más fresco.
Mares y Costas
Los mares que rodean la República Dominicana han sido fuente de vida para todos los pobladores de la isla caribeña. Los primeros grupos que navegaron por el Mar de las Antillas o Mar Caribe y se asentaron en nuestra isla fueron navegantes recolectores que utilizaron los ecosistemas costeros, particularmente el manglar, para obtener alimento, y también la materia prima para la elaboración de instrumentos (picos, descamadores de peces, gubias, martillos, etc., todos hechos en conchas de caracoles). Luego vinieron los grupos agrícolas y alfaleros de Sudamérica, atravesando el Caribe en canoas, medio de transporte que persiste hoy día entre nuestros pescadores . Uno de estos grupos fueron los taínos los cuales se encontraban en nuestra isla de Quisqueya a la llegada de los españoles en 1492.

Límites del área marina
Las aguas territoriales, donde el Estado Dominicano tiene facultades exclusivas de propiedad y jurisdicción, están delimitadas por una línea paralela a la costa, de 6 millas náuticas. Se establece además, una zona contigua de igual anchura dentro de la cual se ejerce el derecho de control para prevenir infracciones contra sus leyes de sanidad, fiscales, aduaneras, de protección y de conservación de la pesca y demás recursos naturales del mar según lo establece la Ley Núm. 3342 del año 1952. Más recientemente (1977, Ley Núm. 573) se estableció la zona económica exclusiva (ZEE) de 200 millas náuticas, incluyendo al norte, los bancos de La Plata y de la Navidad de tradicional interés pesquero para la República Dominicana y hoy convertido en Santuario de Ballenas Jorobadas. El área total marina bajo la jurisdicción de la República Dominicana, incluyendo la zona económica exclusiva, es de unos 138,000 km².
El Litoral: una zona de importancia económica
El litoral dominicano está constituido por una franja de unos 1575 km. en el cual se desenvuelve, quizás, más de un tercio de la población nacional. Esta concentración de personas, unido a más de dos millones de turistas que nos visitan anualmente, demandan de manera permanente recursos naturales provenientes esencialmente, de los ecosistemas costeros y de los organismos que ellos entrañan. Se debe señalar que el 95% de la actividad turística del país se desarrolla en la zona costera. Por otro lado, a lo largo del litoral se encuentran 9 zonas portuarias por donde se produce, prácticamente todo el intercambio comercial internacional del país y donde se han concentrado la mayoría de las industrias incluyendo las numerosas plantas generadoras del electricidad y los ingenios azucareros. Las zonas estuarinas, y las playas de arena son la fuente principal del material utilizado en la construcción y los manglares son viveros naturales de las principales especies pesqueras. La sal , producto básico para el alimento, se extrae directamente de la evaporación del agua de mar en salinas distribuidas principalmente en la costa norte y sur del país. El litoral es sostén de la economía nacional.
La costa es la región límite entre la tierra y el mar. Es una zona constantemente transformada principalmente por las corrientes marinas, las mareas, el oleaje, la abrasión y las fluctuaciones del nivel del mar. Se extiende por unos 1576 km. de largo de los cuales 1470 corresponden al litoral principal y el resto a las islas adyacentes. Su anchura no está definida legalmente, excepto una franja terrestre denominada zona marítima de 60 metros, que se mide "desde la línea a que asciende la pleamar ordinaria hacia la tierra y que abarca todas las costas" (Ley No. 305, 1968). Esta franja es de dominio público y están prohibidas las construcciones excepto aquellas que autorice el Poder Ejecutivo para fines turísticos y otros de utilidad pública.

El litoral, según el Derrotero de las Costas Dominicanas de la Marina de Guerra, se ha dividido en Costa Norte, Este y Sur. La Costa Norte, a partir del extremo occidental se extiende desde la desembocadura el Río Masacre, cerca de la frontera con Haití, hasta Punta Balandra en la Provincia de Samaná. Está constituida por una sucesión de acantilados y playas arenosas con la ocurrencia de grandes estuarios y manglares concentrados en la Bahía de Samaná al nordeste y en la Bahía de Manzanillo al noroeste. Los farallones mas imponentes están situados en la península de Samaná frente a los cuales se encuentran extensos arrecifes coralinos de parches.
La Costa Este se extiende desde Punta Balandra hasta la Punta Algibe. Está dominada por relieves bajos y una serie de lagunas costeras interrumpidas por playas de arena de gran atractivo turístico. Cabe mencionar en el litoral sur de la Bahía de Samaná a los Haitises, un extenso sistema kárstico, el más importante de las Antillas. Al sur del Cabo Engaño, que es el punto mas oriental del país, hay un escarpado arrecife costero interrumpido, sólo ocasionalmente, por playas de arena.
La Costa Sur continúa desde Punta Algibe hasta la desembocadura del Río Pedernales en el extremo occidental de la provincia de Pedernales. Al sudoeste desde la Isla Saona hasta San Pedro de Macorís, la costa es baja y plan con extensos acantilados y unas cuantas playas de arena generalmente asociadas a las desembocaduras de los ríos. Desde San Pedro de Macorís hasta Bahía de Neiba los acantilados dominan el paisaje, pero a medida que se avanza hacia el oeste se encuentra más playas de arena. En Punta Salinas se encuentran las dunas más importantes del Caribe, con una extensión de 15 kilómetros y un ancho máximo de 3 kilómetros. Un extenso sistema de pantanos y manglares se extiende desde el sur de Punta Regalada hasta la Punta Inglesa y desde Bucan Base hasta la Laguna de Manuel Matos.
Se puede resumir que el litoral tiene como característica dominante la de ser una costa híbrida constituida por la sucesión de tramos rocosos y arenosos intercaladas por pequeñas zonas pantanosas o humedales. Estas zonas pantanosas generalmente se encuentran asociadas a manglares, lagunas o ríos. La costa es muy sinuosa lo cual provoca un número considerable de caletas protegidas lo que hace propicio el desarrollo de pesquerías artesanales en todo el país.

Plataforma continental y la zona económica exclusiva
Mar adentro, la extensión terrestre submarina (plataforma insular) es muy estrecha, con unos 5.3 km. de anchura promedio. El área de la plataforma insular, esto es, entre el litoral y la cresta del talud es de unos 8000 km² conformando sólo un 16.5% de la superficie del país. Mas de la mitad del área total de la plataforma insular se encuentra concentrada en cinco áreas: el Banco de Monte Cristi, la Bahía de Samaná, el Cabo Engaño, San Pedro de Macorís y la región de Baní - Barahona.
Los suelos de la plataforma insular, al igual que en otros lugares de la región del Caribe, están constituidos por afloramientos de rocas y corales y por llanuras de arenas coralinas. La Bahía de Samaná es quizás de las pocas áreas con sedimentos lodosos debido principal-mente a que en ella desembocan dos caudalosos ríos: Yuna y Barracote. La plataforma continental continúa en un talud de una longitud aproximada de 1300 km. La cresta y ladera, con profundidades entre 200 y 1000 m., presenta fuertes pendientes a lo largo de la costa norte y al suroeste (península de Pedernales) y menos pendientes en la parte meridional. Los suelos están dominados por sedimentos lodo-arenosos y en las regiones de fuertes declives por afloramientos rocosos.
A unos 140 km. de la costa Atlántica se encuentran dos bancos oceánicos: el Banco de la Plata y el de La Navidad con fondos principalmente dominados por arena coralina y con formaciones rocosas y coralinas. Solo un 5% de la Zona Económica Exclusiva está compuesta de suelos, esto es, con profundidades de 0 - 200 m; el resto, es una masa de aguas oceánicas sobre los taludes continentales de abruptas pendientes que pueden alcanzar profundidades de hasta 8,000 metros.
Corrientes, mareas, oleaje y temperatura
El sistema de corrientes marinas está dominado por la corriente Ecuatorial del Norte y del Sur que se desplazan en sentido general de este a oeste, la primera en el ámbito del Océano Atlántico, en el norte, y la segunda sobre el Mar Caribe hacia el sur. Además de esta corriente permanente, que exhibe variaciones relacionadas con la época del año, es común encontrar contracorrientes cerca de la costa con velocidades de 1-2 km./hora relacionadas principal-mente con las mareas. El Canal de la Mona, una ruta de gran tráfico de barcos, posee corrientes que pueden alcanzar las 3 millas náuticas/hora.

Las mareas son predominantemente semidiurnas, de escasa amplitud, que promedia 90 cm. en la costa norte y 30 cm. en la costa sur. El oleaje que azota la costa proviene de los vientos Alisios. La mayor parte del tiempo las olas se mueven del Este, coincidentes con la dirección predominante del viento. El patrón es similar durante todo el año. Las olas de mayor período (mar de fondo) ocurren con más frecuencia del sudeste. Estas olas son formadas por disturbios en el Caribe. Durante el verano, olas de 2-4 metros de altura ocurren del Sudeste 5% del tiempo.
La temperatura del agua de superficie es de 24° a 29° C. Debe hacerse énfasis que el mar dominicano consiste esencialmente en una masa de agua tropical con altas temperaturas todo el año sin una influencia importante de masas de aguas continentales capaces de aportar cantidades de nutrientes al ambiente marino. La mayor productividad se encuentra asociada a las zonas estuarinas.



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martes, 4 de noviembre de 2008

El nombre de la isla

La isla ha recibido varios nombres: La Española, de Santo Domingo, de Haití, etc. En el mundo angloparlante y en la literatura científica se emplea mucho el término Hispaniola. En ocasiones se ha aplicado el término Quisqueya tanto a toda la isla como exclusivamente a la República Dominicana. Aunque se ha escrito mucho sobre ello, solamente se presenta unos párrafos escritos por César Nicolás Penson, en el periódico El Teléfono, del 8 de noviembre de 1891.
No es evidente asimismo, con ella en la mano, que el nombre de Quisqueya no es indígena ni jamás existió, y quienes primero lo escribieron fueron Herrera y Gómara, siguiendo ad pedem literoe la ilusión del Almirante de hallarse en el Extremo Oriente, y andar buscando la ciudad del cielo de Marco Polo, su Guisay, Quinsay ó Quisay, de donde, corrompiendo el vocablo, alguien dijo Quisquela, según la prosodia antigua, convirtiéndose después de i en y según la moderna? De ahí tomaron el nombre los historiadores de Indias, que han repetido los demás sin la debida crítica, así como que esta isla se llamó Haití ó Quisqueya, Babeque ó Bohío. El segundo no es de formación ni terminación lucaya; y cuanto a los otros dos, ya se sabe que el primero era el nombre que daban los indios de Cuba a Costa-firme, a la cual llamaban Caritaba. "Jamás este babeque parescio", dice Las Casas. Ni bohío tampoco, término con el cual ellos significaban caserío ó chozas. Consta q. fué un nombre infundadamente atribuído por Colón a la isla de Santo Domingo, limitado luego por el Dr. Chanca a una sola de las provincias... y adoptado por los conquistadores para expresar la idea de casa". (Juan I. de Armas) Y ya que sin quererlo, nos hemos venido tan lejos, conste que, aunque nos duela, la isla no se llamó siempre más que Haití; pues Quisqueya jamás existió bien como tampoco Ozema y lo demás.
Aún teniendo en cuenta la opinión de Penson sobre el nombre Haití, no hay pruebas seguras de que la isla tuviese algún nombre general usado por sus antiguos pobladores. Gonzalo Fernández de Oviedo, en su obra Historia General y Natural de las Indias, le llama "isla de Haití ó Española", pero esto no asegura que los taínos usaran el nombre Haití para toda la isla; sí se sabe con seguridad que usaban ese término para nombrar la región conocida en la actualidad como "Los Haitises".
El primer nombre general para toda la isla del que se tiene certeza es La Española, dado por Cristóbal Colón el 9 de diciembre de 1492.
Posteriormente, se generalizó el uso de llamar a La Española como Isla de Santo Domingo, debido a que su principal ciudad tenía el nombre de Santo Domingo. Este nombre se impuso firmemente desde principios del siglo XVI y durante los siglos XVII y XVIII, usándose de una manera universal en español, francés (traducido como Ile de Saint-Domingue) y otros idiomas. En los tratados entre Francia y España sobre la división de la isla en dos colonias, como el de Aranjuez en 1777 y el de Basilea en 1783, se dice "la isla de Santo Domingo".
Con la proclamación de la independencia de la colonia francesa de Saint-Domingue en 1804, se escogió el nombre de Haití para la nueva república como una manera de romper con el pasado. Al ocupar, en 1822, la parte oriental de la isla, los gobiernos haitianos impusieron el nombre de Haití para toda la isla pero, al proclamarse la independencia de la República Dominicana en 1844, volvió a decirse "Isla de Santo Domingo" en la parte oriental. Es decir, que por décadas la isla tuvo dos nombres: Haití y Santo Domingo. El nombre con que fue bautizada la isla por Colón, La Española, cayó en el desuso.
En 1891, la Junta Geográfica ("U.S. Geographic Board") de los Estados Unidos tomó la decisión de aceptar el nombre de Haití para toda la isla para todos los documentos cartográficos producidos en dicho país.
Pero el uso de Haití trajo muchas confusiones ya que podía referirse a toda la isla ó a uno de los países que forman parte de la isla.
La Junta Geográfica de Estados Unidos, en el año 1933 decidió, por medio de su Sexto Informe, que la isla completa sería llamada Hispaniola en la cartografía oficial de ese país.
Sobre el nombre Hispaniola, el Dr. Vertilio Alfau Durán escribió lo siguiente:
Pedro Mártir de Anglería escribió sus obras en el idioma del Lacio. Así es que las ediciones de las Décadas, así como sus otras obras, aparecieron siempre en latín.
En ellas, por esa causa, se lee Hispania y no España al referirse a la Península Ibérica; Hispaniola, y no Española, cuando habla de nuestra maravillosa isla.
En varios idiomas aparecieron las obras de Mártir de Anglería debidamente traducidas: inglés, francés, italiano, etc.
La primera traducción al español data del año 1892. En esa traducción se lee España, en donde dice Hispania. Y se lee, aludiendo a nuestra isla, La Española, en donde Pedro Mártir de Anglería, en el idioma del Lacio, escribía Hispaniola.
Pero, ¿por qué se divulgó y arraigó en el mundo de habla inglesa el nombre de Hispaniola como el de nuestra isla?
Porque la obra de Pedro Mártir de Anglería fue traducida al inglés en el propio siglo XVI. La traducción de la Década Cuarta tiene el siguiente título: "Of. Cuba, Hispaniola, and other Islands in the West Indies sea..." Las ediciones inglesas conservaron, como es natural y lógico, la ortografía de los nombres propios: Cuba, Borinquén, Quizquella. Por eso los traductores no se detuvieron, y escribieron Hispaniola, como lo vieron en el texto latino.
A modo de resumen, podemos decir:
· Aparentemente, la isla no tuvo un nombre general para los pobladores pre-colombinos. Los nombres que se mencionan parece que no aplican o no existieron.
· La isla fue bautizada por Colón en 1492 como La Española.
· El nombre de Isla de Santo Domingo ha tenido reconocimiento internacional y nacional, incluso el Artículo 5 de la Constitución Dominicana dice, refiriéndose al territorio nacional: "Está integrado por la parte oriental de la Isla de Santo Domingo y sus islas adyacentes".
El problema con este nombre es que está muy ligado a la nación dominicana, sus habitantes son dominicanos ("de la Isla de Santo Domingo") y excluye bastante a los habitantes de la parte occidental que abandonaron el nombre de Saint-Domingue para romper con su pasado colonial.
· El nombre Haití para toda la isla es muy confuso y nunca fue aceptado por los dominicanos que, durante la ocupación haitiana, siempre se referían a la "Parte Oriental de la Isla de Santo Domingo". Además, ya ha sido descartado para toda la isla en la cartografía internacional.
· Hispaniola es el término preferido en el mundo angloparlante, por las razones mencionadas anteriormente. Aunque es poco usado en el país, es posible que sea el nombre que finalmente sea el que llegue a predominar por su extenso uso en cartografías, publicaciones científicas y, por extensión, en otros tipos de publicaciones.

Bibliografía

1. Oscar Cucurullo, Jr.. 1956. Informe sobre el uso del nombre Hispaniola en la cartografía extranjera. Publicación de la Universidad de Santo Domingo, C.T., República Dominicana. Edición mimeografiada.
2. [Varios autores]. 1977. Cambio de nombre de la Isla y juego de gallos, recopilación de opiniones. Boletín de la Sociedad Dominicana de Geografía. Vol. VI, No. 6. Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 14 de octubre de 2008

...Y que hace un geografo !!!

Geografía y geógrafos. (*)

- Geógrafo, ¿En serio…? ¿Y qué hacen los geógrafos?
Ahí es cuando a este profesional parece caérsele la estantería encima. Y no es porque no sepa cuál es su rol profesional, sino porque carece de la explicación rápida y sencilla para poder explicar su profesión utilizando solamente dos o tres palabras. Ese no es el caso del ingeniero en informática, del médico, del arquitecto y de tantos otros profesionales académicos que tienen la respuesta breve y exacta a la pregunta acerca de cuál es su profesión. Sin embargo es mucho más sencillo decir “soy profesor de geografía” y explicar que lo que uno hace es practicar “docencia en geografía”. Porque entonces es como que la mayoría de la gente se retrotrae a sus años de estudiantes y no dudan en relacionar a esa disciplina con los mapas, los nombres de los continentes, los picos de mayor altura, los ríos más largos del mundo, los países y sus capitales, etc., etc., etc. Todos esos recuerdos bastan para que aquella vieja concepción siga aún vigente en la mayoría de las mentes de las personas. Es como un símbolo tatuado a fuego que da lugar a la lógica existencia de preconceptos. La visión de la geografía actual dista muchísimo de aquella a la que aún muchos docentes están terriblemente aferrados. Hoy nuestra disciplina es amplísima y abarca temas tan diversos como la formación de las cordilleras, el crecimiento de la economía asiática, el problema de la contaminación de las plantas de celulosa, los subsidios al agro en la Unión Europea, el impacto del crecimiento urbano sobre la sociedad y el comercio marítimo mundial, lo que facilita ampliamente una concepción desordenada de la idea acerca de aquello de lo que realmente se ocupa la geografía. Porque convengamos que históricamente la geografía se ha caracterizado por su practicidad. El hombre se ha valido de ella para trasladarse de un territorio a otro, para aventurarse en lugares recónditos y para construirse socialmente. El mundo, nuestro mundo, es el que tenemos ante nuestros ojos. Ver la realidad, entender sus problemáticas y plantear las posibles soluciones es, hoy por hoy, el mejor papel que la geografía puede plantear. Recién cuando estemos completamente convencidos de que lo que estamos enseñando es terreno que corresponde al campo de los saberes geográficos, entonces sí seguramente estaremos en condiciones de poder afirmar categóricamente cual es el rol que hoy le cabe a la geografía: explicar el porqué las cosas están donde están y qué es lo que con ellas va a suceder.


Extracto del Autor:
Carlos Daniel Abasto, Profesor de Geografía con trayectos en Ciencias Sociales.